lunes, 14 de mayo de 2012



ORINOCO




Mirando el príncipe Orinoco
pienso en los dioses y en las garzas
en las anclas y en las corbetas
de miles de barcas.


Pienso en las azules espumas
en las tormentas como cueva de león
en el encantador canto de la serpiente
y en la mirada envolvente del hombre 
cuando esta lleno de pasión.


El orinoco como amante es ardiente
como buen amigo siempre presente
como el beso robado jamas olvidado
como el amor ilícito siempre recordado.




 Marcle

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